Para los que no recuerdan, o para
los que ahora se dan golpes de pecho (como los Senadores) por la supuesta “nueva”
intromisión de la Central Intelligence Agency (CIA) y la Drug Enforcement
Agency (DEA) en operaciones de inteligencia contra grupos de delincuencia
organizada en México, basta sólo recordar algunos sucesos involucrando
aeronaves de la primera en operaciones de transporte de prisioneros de guerra
desde Irak hacía la Base de la Bahía de Guantánamo, Cuba así como
operaciones de trasiego de droga desde Venezuela y Colombia hacía México.
El 10 de abril de 2006, un jet
comercial DC-9, matrícula N900SA, efectúa un aterrizaje de “emergencia” en el
aeropuerto de Ciudad del Carmen, Campeche. El N900SA se caracterizaba por tener
el esquema de pintura oficial del gobierno de los Estados Unidos, el distintivo
azul sobre blanco. Incluso, el logo pintado a un costado de la puerta de la
aeronave, tenía un sello similar a aquel empleado en aeronaves oficiales, que
detentaba la leyenda: “Skyway Aircraft – Protection of America’s
Skies”, alrededor de una imagen del águila federal agarrando unas
flechas y unas ramas de olivo en sus patas.
Muchas personas en realidad
creyeron que se trataba de un avión propiedad de los no tan afamados
Transportation Security Administration (TSA), cuestionados hoy en día por ser la
agencia a cargo de la seguridad en los aeropuertos de la Unión Americana que
constantemente viola las garantías individuales de aquel viajero que pone un pie
sobre suelo norteamericano en uno de sus aeropuertos, con revisiones corpóreas
dignas de cualquier prisión, incluyendo a veces, las ya famosísimas “cavity searches” o búsquedas en
cavidades; los dejo a su imaginación.
Pero eso no es lo relevante de la
aeronave en cuestión (N900SA). Lo importante aquí, es que dicha aeronave al ser
registrada por autoridades mexicanas, contenía en su interior, 128 maletas
idénticas acomodadas cual viajero de primera clase, en los asientos del jet,
equipaje que cargaba en su interior 5.5 toneladas de cocaína; la procedencia –
Caracas, Venezuela. Destino final – Toluca, Estado de México.
Bien dicen los
conocedores de las revolturas de la CIA:
“El aeropuerto de Maiquetía (Caracas) es para los narco-pilotos lo que Memphis, TN, es para FedEx; puerto base, lugar de negocios y tierra madre”.
La aeronave bautizada por
diferentes medios de comunicación como “Cocaine
One” en perfecta alusión al avión del Presidente de los Estados Unidos, fue
abandonada en plataforma, dándose a la fuga sus tripulantes. El único detenido
fue el piloto venezolano Carmelo Vásquez-Guerra, quien misteriosamente fue
puesto en libertad por el gobierno mexicano dos años después de ser detenido. ¿DOS
AÑOS por transportar 5.5 toneladas de cocaína? Sólo en México; creo que un
asaltante de tiendas de conveniencia purga una sentencia mayor.
¿Y los propietarios de la aeronave?
¿Por qué nunca fueron detenidos por autoridades de los Estados Unidos y
llevados a juicio? Bueno pues Skyway Aircraft, pertenece en parte, a Richard
Rainwater, billonario norteamericano y el principal contribuidor a las campañas
tanto a Gobernador de Texas como Presidente de los Estados Unidos, de George W.
Bush. Pero, ¿cuál es la misión de Skyway Aircraft? Pues ninguna, ya que la
compañía nunca fue un verdadero negocio, en el sentido de que una corporación
se forma con fines de lucro y obtener ganancias para sus accionistas. Todo lo
contrario, Skyway perdió $40 MDD en tres años siendo su único logro, el amasar
una mini-flota (sólo 2) de aeronaves DC-9 (N900SA y N120NE), pintadas para
resemblar aeronaves pertenecientes al recién creado entonces, Departamento de
Seguridad Interior (Department of Homeland Security – DHS). Cabe mencionar que
Skyway Aircraft detentaba como su dirección aquella del hangar de Huffman
Aviation, la escuela de aviación en la cual Mohammed Atta y sus compinches
fueron entrenados para estrellarse un 11 de septiembre de 2001 contra el World
Trade Center en Nueva York.
A la fecha no ha habido ni una
sola palabra acerca de una aeronave registrada en los Estados Unidos llevando
carga valuada en más de $500 MDD de cocaína destinada al país vecino del norte.
Suena raro, ¿no creen? En el lobby de la CIA, en Langley, Virginia, hay una
inscripción que dice: “Conocerás la verdad, y la verdad te
liberará”.
Basados en el aeropuerto
internacional de Clearwater–St. Petersburg, FL, ambos “Cocaine One” y su hermano gemelo, el N120NE, fueron usados por el
titular de los servicios de aviación de la CIA para transportar misiles guiados
TOW (Tube launched, Optically tracked, Wire command data link) al régimen del
Ayatola Khomeini en Irán, como parte del escándalo Irán/Contras.
18 meses después del incidente en
Ciudad del Carmen, Campeche, la historia de las operaciones de la CIA nos
remonta a un 24 de septiembre de 2007, cuando un jet ejecutivo Gulfstream II,
matrícula N987SA, se precipitó a tierra cerca de Mérida, Yucatán. El jet ejecutivo
se encontraba circulando el pueblo de Tixkokob, Yucatán, cuando aparentemente
se quedó sin combustible cayendo a tierra. Ciudadanos de esta localidad dieron
aviso a las autoridades civiles y militares y cuando arribaron al lugar del
accidente se percataron que el avión se encontraba partido en tres piezas con 132
maletas llenas con 3.7 toneladas de cocaína pura.
Las autoridades mexicanas
determinaron que el cargamento de cocaína tenía como destinatario a los
cárteles de la droga mexicanos y se enfocaron en obtener información acerca del
propietario de la aeronave. Las investigaciones preliminares sobre el
propietario del jet Gulfstream II, matrícula N987SA, bautizado como “Cocaine Two”, apuntaban a re-abrir otro
escándalo tipo Irán/Contras – CIA.
El mismo avión (N987SA) había
sido usado por la CIA para transportar prisioneros musulmanes hacía la Bahía de
Guantánamo, Cuba en 2003, 2004 y 2005. La CIA se caracteriza por hacer uso de
un número significativo de empresas fantasma como frente de sus operaciones
encubiertas. Así mismo, cuando registran sus aviones, utilizan una serie de
complejos “cambios de propietarios” con la Federal Aviation Administration
(FAA) para hacer más difícil aún la identificación del real propietario de las
aeronaves que se utilizan en sus operaciones.
El Gulfstream II, N987SA, primero
se rastreó hasta William Achenbaum, un importante magnate de los bienes raíces
en Nueva York. Achenbaum afirmó que el avión era administrado por Air Rutter
International, que de acuerdo a información del New York Post (CRASH
JET HAD AIR OF MYSTERY), es propiedad de Arik Kislin, de Long Island, NY. Kislin
y Achenbaum son socios del Hotel Gansevoort en Nueva York (SHADY INN CROWD).
Arik Kislin es sobrino de Semyon Kislin quien es identificado por el Centro de
Integridad Pública como un poderoso miembro de la Mafia Rusa (iWatch
News).
La familia Kislin efectuó
contribuciones monetarias muy fuertes a las campañas políticas del ex-alcalde
de Nueva York, Rudolph “Rudy” Giuliani, así como a la campaña de la pre-candidatura presidencial
de la entonces Senadora Hillary Clinton.
William Achenbaum declaró que
vendió el avión el día 30 de agosto de 2007 (misteriosamente tres semanas antes
del accidente; avión de su propiedad desde 2001) a una compañía de Florida
llamada Donna Blue Aircraft, Inc., propiedad de los brasileños Joao Luiz Malago
y Eduardo Dias Guimares. Los dos sudamericanos alegan que ellos vendieron el
avión el 16 de septiembre de 2007 a Clyde O’Connor y Greg Smith de Fort
Lauderdale, FL. Cabe resaltar que Smith había laborado anteriormente como
piloto del FBI, la DEA y la CIA.
Una visita a Donna Blue Aircraft,
Inc., en Coconut Beach, FL, la compañía que supuestamente era la propietaria
del jet N987SA, ha revelado que la dirección listada es una oficina vacía sin
ninguna marca en el exterior. Técnicamente no existe.
Por otro lado, la FAA afirma que
nunca fue informada de dichas operaciones de venta y que nunca se emitieron
nuevos certificados de propiedad. Dos días después de la supuesta compra, la
aeronave N987SA, despegó de Fort Lauderdale, FL hacía Cancún, México y luego
hacía Río Negro, Colombia. El jet luego cargado con 3.7 toneladas de cocaína
inició su viaje hacía Cancún, México, destino al que nunca arribaría y
precipitándose a tierra del 24 de septiembre de 2007.
En las bitácoras de vuelo del
avión así como registros de aeropuertos, se tienen fechas en las que el avión
N987SA viaja hacía y desde la Bahía de Guantánamo, Cuba, mismas que pueden ser
consultadas AQUÍ.
El mapa abajo, realizado por el Consejo Europeo – Comité de Asuntos Legales y
Derechos Humanos, muestra los diversos vuelos que esta (N987SA) y otras
aeronaves, realizaron para la CIA.
Incluso, la actual Secretaria de
Estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton, realizó diferentes vuelos en la
aeronave ligada a las rendiciones de prisioneros de la CIA y al crimen
organizado, durante su campaña como pre-candidata presidencial.
¿Qué tenemos 5 años después? Dos
aviones norteamericanos ligados a la CIA incautados, casi 10 toneladas de
cocaína, ningún responsable de ambos acontecimientos y más importante, en
Estados Unidos nadie hizo nada incorrecto; nadie fue a la cárcel.
Por cierto, señores legisladores,
no se rasguen las vestiduras y no quieran hacer escándalo sobre la presencia de
agentes de la DEA y CIA en México, presentes en nuestro país desde tiempos del
Presidente Gustavo Díaz Ordaz (Litempo-8) y del Presidente Luis Echeverría
Álvarez (Litempo-14); cercanos colaboradores e informantes de “La Compañía” como los muchachos (The Boys) llaman a la CIA.
¿O qué
acaso señores legisladores, no son ustedes una de las ramas de los tres Poderes
de la Unión que fueron creadas con el propósito de que el poder se autocontrole
y así evitar la tiranía? No lo digo yo, lo dijo Charles de Secondat, Barón de Montesquieu,
en su obra El Espíritu
de las Leyes.