miércoles, julio 27, 2011

Los peligros de la moratoria de pagos en EEUU

Por un momento (como 5 años) olvidé por completo que tenía un blog. Lo siento, lo había olvidado. Pero afortunadamente, buscando entre los archivos de mi computadora, dí con el título del blog, así como nombre de usuario y contraseña. No pudo haber sido en mejor día, puesto que ayer, al escuchar el discurso del Presidente Barack Obama, sobre los riesgos de la moratoria de pagos (o default para ellos), la encrucijada otra vez a la que estamos sometidos como Nación, es inconcecible.

Es por eso que pongo a su disposición el discurso para que lo puedan re-enviar a quien consideren pertinente en virtud de poder crear conciencia colectiva sobre los problemas que aquejan indirecta y directamente a México sobre el tema en cuestión, puesto que la resolución de dicho tema (el default) puede acarrear una crisis de dimensiones inimaginables tomando en cuenta que la crisis de 2008-2009 tuvo un costo en los EEUU vía los rescates financieros (bailouts) de $4.6 trillones de USD y a nivel mundial de alrededor de $8.5 trillones de USD.

Lo grave de la situación actual de los EEUU es que su déficit actual ronda los $14.5 trillones de USD, más de lo que el mundo entero se gastó en el rescate financiero de 2008-2009, con $4.5 trillones de USD de deuda en manos extranjeras, quienes en cualquier momento pueden solicitar sus inversiones para llevarlas a otro lado, automáticamente cayendo en una insolvencia, puesto que las reservas físicas de la FED son de sólo $2.7 trillones de USD; no suma. Mayor información la pueden encontrar en U.S. Debt Clock con cifras muy completas.

Para complementar el archivo que pongo a su disposición, les recomiendo ver el documental "Inside Job", para poder comprender un poco más en la encrucijada en la que estamos metidos y qué fue parte de lo que la ocasionó.

Les dejo el video así como la transcripción del mensaje del Presidente Barack Obama:



Mensaje del Presidente a la Nación
“East Room”

Buenas noches. Hoy quiero hablar sobre el debate que hemos tenido en Washington acerca de la deuda nacional; un debate que afecta directamente las vidas de todos los americanos.

En la última década, hemos gastado más dinero del que recaudamos. En el año 2000, el gobierno tenía un superávit presupuestal. Pero en vez de usarlo para pagar nuestra deuda, el dinero se gastó en trillones de dólares de nuevas reducciones de impuestos, mientras que 2 guerras y un carísimo programa de drogas con prescripción médica simplemente fueron añadidos a la tarjeta de crédito de nuestra nación.

Como resultado, el déficit estaba en camino a alcanzar $1 trillón de USD el año en el que tomé posesión. Para empeorar la situación, la recesión económica significó que había menos dinero entrando, y a su vez, requería que se gastara aún más – en recortes fiscales para las familias de clase media para apoyar a la economía, en seguro de desempleo, en ayuda a los estados para prevenir que más maestros, bomberos y policías fueran despedidos. Estas acciones de emergencia también se añadieron a nuestro déficit. 

Ahora, toda familia sabe que poca deuda en una tarjeta de crédito es manejable. Pero si continuamos por el mismo camino, nuestra deuda creciente nos puede costar empleos y hacer serios daños a la economía. Más de nuestros impuestos irían a pagar intereses sobre nuestros préstamos. Será menos probable que los comercios puedan establecerse y contratar empleados en un país que no puede balancear sus libros contables. Las tasas de interés subirían para cualquiera que obtuviera un préstamo – la persona con una hipoteca, el estudiante con un préstamo estudiantil, la tienda de la esquina que se quiere expandir. Y no tendremos dinero suficiente para efectuar inversiones que creasen empleos in temas como educación e infraestructura, o pagar por programas vitales como Medicare y Medicaid.


Ya que ninguno de los dos partidos es inocente por las decisiones que llevaron a este problema, ambos partidos tienen la responsabilidad de resolverlo. Y a través de los últimos meses, eso es lo que hemos estado tratando de hacer. No lo voy a aburrir con los detalles de cada plan o propuesta, pero básicamente, el debate se ha centrado sobre dos diferentes propuestas.

La primera propuesta dice, vamos a vivir dentro de nuestras posibilidades efectuando serios e históricos recortes en el gasto gubernamental. Recortemos el gasto doméstico al nivel más bajo que ha estado desde que Dwight Eisenhower era Presidente. Recortemos el gasto de defensa en el Pentágono en cientos de billones de dólares. Recortemos los desechos y fraudes en programas de salud como Medicare – al mismo tiempo, hagamos ajustes moderados para que Medicare siga allí para futuras generaciones. Finalmente, vamos a pedir a los americanos más ricos y a las corporaciones más grandes que renuncien a algunos de sus beneficios en el código fiscal y deducciones especiales.

Esta propuesta balanceada pide a todos a dar un poco sin requerir que alguien tenga que sacrificar demasiado. Reduciría el déficit alrededor de $4 trillones de USD y nos pondría en un camino para pagar nuestra deuda. Y los recortes no serían tan abruptos que serían una carga en nuestra economía, ni nos prohibiría seguir ayudando a los pequeños negocios y a las familias de clase media para poder levantarse y recuperarse en este momento.

Esta propuesta también es bipartidista. Mientras que muchos en mi partido no están contentos con los recortes dolorosos que hace, están dispuestos a aceptarlos si la carga es distribuida equitativamente. Mientras que los republicanos quieren recortes más profundos y ninguna recaudación, hay muchos en el Senado que han dicho, “Sí, estoy dispuesto a dejar la política a un lado y considerar esta propuesta porque me importa resolver el problema.”. Y para darle crédito, ésta es el tipo de propuesta que el Presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner (Republicano), estaba trabajando conmigo durante las últimas semanas.

La única razón por la que esta propuesta balanceada no está en camino a convertirse en ley ahora mismo es porque un número significativo de Republicanos en el Congreso están insistiendo en una propuesta diferente – una propuesta de sólo recortes – una propuesta que no les pide a los americanos más ricos o a las grandes corporaciones que contribuyan con algo. Y como no se le pide nada a aquellos con los ingresos más altos, tal propuesta cerraría el déficit con recortes más severos a programas que a todos nos importan – recortes que pondrían una carga aún mayor sobre las familias trabajadoras.

Así que el debate ahora mismo no se trata sobre si necesitamos efectuar decisiones difíciles. Demócratas y Republicanos están de acuerdo en el monto de reducción de déficit que necesitamos. El debate se centra en cómo lo debemos hacer. La mayoría de los americanos, independientemente de su partido político, no entienden, ¿cómo le podemos pedir a un adulto mayor que pague más por su Medicare antes que le pidamos al dueño de un jet privado o a las compañías de petróleo que renuncien a sus beneficios fiscales que otras compañías no reciben? ¿Cómo le podemos pedir a un estudiante que pague más por sus estudios antes que le pidamos a los dueños de los fondos de inversión que dejen de pagar impuestos a una tasa menor que la de sus secretarias? ¿Cómo podemos recortar la inversión en educación y energías renovables antes que pidamos a personas como yo, de renunciar a beneficios fiscales que no necesitamos y que nunca pedimos?

Eso no está bien. No es justo. Todos queremos un gobierno que viva dentro de sus posibilidades, pero aún así hay cosas por las que tenemos que pagar como país – cosas como nuevas vialidades y puentes; satélites de clima e inspección alimenticia; servicios a los veteranos e investigación médica.

Tengan en mente que bajo un esquema balanceado, el 98% de los americanos que ganan menos de $250,000 USD al año, no tendrán ningún incremento en sus impuestos en lo absoluto. Ninguno. De hecho, quiero extender el recorte al impuesto sobre la nómina a las familias trabajadoras. A lo que nos estamos refiriendo dentro de un esquema balanceado es pedir a los americanos cuyos ingresos son los que más se han incrementado durante la última década – millonarios y billonarios – que compartan el sacrificio que todo mundo tiene que hacer. Y yo creo que estos patriotas americanos están dispuestos a entrarle. De hecho, durante las últimas décadas, le han entrado cada vez que se pasó un acuerdo bipartidista para reducir el déficit. La primera vez que un acuerdo se aprobó, un predecesor mío fundamentó el caso de una propuesta balanceada diciendo esto:
“¿Usted preferiría reducir los déficits y las tasas de interés al incrementar la recaudación de aquellos que no están pagando lo que les corresponde, o preferirían aceptar mayores déficits presupuestales, mayores tasas de interés y mayor desempleo? Y yo creo que conozco su respuesta.”
Esas fueron palabras de Ronald Reagan. Hoy, muchos Republicanos en el Congreso se rehúsan a considerar este tipo de propuesta balanceada - una propuesta que no sólo fue perseguida por el Presidente Reagan, sino por el primer Presidente Bush, por el Presidente Clinton, por un servidor, y por muchos Demócratas y Republicanos en el Senado de los Estados Unidos. Así que estamos inmersos en un duelo.

Ahora, lo que hace a este duelo tan peligroso es que ha sido concatenado a algo que conocemos como techo de deuda – un término que la mayoría de las personas afuera de Washington probablemente nunca hayan escuchado antes.

Para entender – elevar el techo de deuda no permite al Congreso de gastar más dinero. Simplemente le da a nuestro país la capacidad de pagar las facturas que el Congreso ya tiene acumuladas. En el pasado, elevar el techo de deuda era rutinario. Desde los 50, el Congreso siempre lo ha aprobado, y todo Presidente lo ha firmado. El Presidente Reagan lo hizo 18 veces. George W. Bush lo hizo 7 veces. Y nosotros lo tenemos que hacer antes del próximo martes, agosto 2, o entonces no podremos pagar todas nuestras deudas.

Desafortunadamente, durante las últimas semanas, los miembros Republicanos del Congreso han dicho esencialmente que la única manera por la que votarían para prevenir la primera moratoria de pagos de los Estados Unidos en su historia, es si el resto de nosotros acordamos a su propuesta de recortes profundos al gasto presupuestal.

Si eso sucede, y nos declaramos en moratoria, no solo no tendremos dinero para pagar nuestras deudas – deudas que incluyen los cheques mensuales de Seguridad Social, beneficios a los veteranos, y los contratos gubernamentales que hemos firmado con miles de negocios.

Por primera vez en nuestra historia, nuestra calificación de crédito AAA sería degradada, dejando a los inversionistas alrededor del mundo con la duda si los Estados Unidos siguen siendo una buena apuesta. Las tasas de interés se irían al cielo en tarjetas de crédito, hipotecas o créditos automotrices, que se suma a un incremento enorme en la tasa impositiva al pueblo americano. Nos arriesgaríamos a detonar una crisis económica profunda – causada casi enteramente por Washington.

Así que declararnos en mora dentro de este debate sobre nuestras obligaciones es inconsiderado e irresponsable. Y los líderes Republicanos dicen que ellos están de acuerdo en que debemos evitar la moratoria. Pero la nueva propuesta que el Congresista Boehner reveló hoy, que temporalmente extendería el techo de deuda a cambio de recortes presupuestales, nos obligaría a enfrentar el riesgo de moratoria sólo dentro de 6 meses. En otras palabras, no resuelve el problema.

Primero que nada, una extensión de 6 meses del techo de deuda no sería suficiente para evitar una degradación en nuestra calificación crediticia ni evitar mayores tasas de interés que todos los americanos tendrían que pagar como resultado. Sabemos lo que hay que hacer para reducir nuestros déficits; no tiene caso poner la economía en riesgo mientras aventamos el problema hacia delante.

Pero aún hay un peligro más grande para esta propuesta. Basado en lo que hemos visto durante estas últimas semanas, todos sabemos que esperar dentro de 6 meses. La Cámara de Representantes se rehusaría otra vez a prevenir la moratoria a menos que el resto de nosotros aceptemos su propuesta de sólo recortes. Una vez más, se rehusarían a solicitarles a los americanos más ricos que renuncien a sus beneficios fiscales o deducciones. Una vez más, demandarían recortes muy fuertes a programas como Medicare. Y una vez más, la economía estaría cautiva a menos que se salgan con la suya.

Esta no es la manera de dirigir el mejor país del mundo. Es un juego peligroso que nunca antes hemos jugado, y no podemos darnos el lujo de hacerlo ahora. No cuando los empleos y el nivel de vida de las familiar están en juego. No podemos permitir que el pueblo americano se convierta en daño colateral de la guerra política de Washington.

El Congreso tiene una semana para actuar, y aún hay caminos adelante. El Senado introdujo un plan para evitar la moratoria, que efectúa un pago por adelantado en reducción de déficit y asegura que no tengamos que pasar por esto otra vez dentro de 6 meses.

Pienso yo que esa es una mejor propuesta, a pesar de que una seria reducción de déficit aún así requeriría enfrentar los difíciles problemas de una reforma fiscal. De cualquier manera, les he dicho a los líderes de ambos partidos que tienen que llegar a un compromiso justo en los próximos días que pueda ser aprobado en ambas Cámaras del Congreso – y un compromiso que yo pueda firmar. Soy confidente de que podemos llegar a este compromiso. A pesar de nuestras diferencias, los líderes Republicanos y yo hemos llegado a acuerdos mutuos en el pasado. Y yo creo que suficientes miembros de ambos partidos pondrán ultimadamente la política a un lado y nos ayudarán a progresar.

Ahora, estoy consciente de que muchos de los nuevos miembros del Congreso y yo no nos vemos la cara en muchas cuestiones. Pero todos fuimos electos por algunos de los mismos americanos por algunas de las mismas razones. Si, muchos quieren que el gobierno comience a vivir dentro de sus posibilidades. Y muchos están hartos de un sistema en el que la balanza parece cargada contra la clase media en beneficio de los más acaudalados. ¿Pero sabe usted cuál es el mayor hartazgo del pueblo?

Están hartos de una ciudad donde la palabra compromiso se ha convertido en una palabra vulgar. Ellos trabajan todo el día, muchos sobreviviendo, solo para poner comida en la mesa. Y cuando estos americanos llegan a su casa en la noche, cansados hasta los huesos, y encienden las noticias, todo lo que ven es el mismo circo partidista de tres pistas aquí en Washington. Ellos ven líderes que parece que no pueden llegar al sentido común y hacer lo necesario para hacer la vida un poco mejor para el americano promedio. Están ofendidos por ello. Y deberían estarlo.

El pueblo americano pudo haber votado por un gobierno dividido, pero no votaron por un gobierno disfuncional. Así que les pido a todos que hagan escuchar su voz. Si quieren una propuesta balanceada para reducir el déficit, háganselo saber a su representante en el Congreso. Si ustedes creen que podemos resolver este problema a través del compromiso, envíen ese mensaje.

Después de todo, los Estados Unidos siempre han sido un gran experimento en compromiso. Como una democracia hecha de todas las razas y religiones, donde las creencias y puntos de vista son bienvenidos; debemos de poner a prueba la historia y una vez más la propuesta en el corazón de nuestra fundación: que de muchos, somos uno. Nos hemos involucrado en debates pasionales y duros acerca de los temas del día, desde esclavitud a la guerra, de libertades civiles a preguntas sobre justicia económica, hemos tratado de vivir a través de las palabras que Jefferson alguna vez escribió:
“Todo hombre no puede salirse con la suya en todas las cosas – sin esta disposición mutua, somos individuos desconectados, pero no una sociedad.”
La historia está repleta de historias de aquellos que se mantuvieron firmes a ideologías rígidas y se rehusaron a escuchar a aquellos que no estaban de acuerdo. Pero esos no son los americanos que recordamos. Recordamos a los americanos que pusieron al país por encima de ellos, y pusieron sus quejas personales a un lado en beneficio del bien común. Recordamos a los americanos que mantuvieron unido a este país durante sus momentos más difíciles; que pusieron a un lado el orgullo y el partido para formar una unión más perfecta.

Esos son a los que recordamos. Esas personas son las que necesitamos ser ahora mismo. El mundo entero está viendo. Así que detengamos el momento para mostrar porque los Estados Unidos de América es aún la mejor nación en la Tierra – no sólo porque aún podamos mantener nuestra palabra y cumplir nuestras obligaciones, pero porque aún podemos juntarnos como una nación.

Muchas gracias, que Dios los bendiga y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América.





Barack Obama
Presidente de los Estados Unidos
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CONCLUSIÓN: Dios nos agarre confesados

El mensaje original lo puedes encontrar en White House - Press Office para corroborar que lo arriba traducido en una copia fiel e íntegra y que no contiene puntos de vista personales del que escribe este blog.