Por un momento (como 5 años) olvidé por completo que tenía un blog. Lo siento, lo había olvidado. Pero afortunadamente, buscando entre los archivos de mi computadora, dí con el título del blog, así como nombre de usuario y contraseña. No pudo haber sido en mejor día, puesto que ayer, al escuchar el discurso del Presidente Barack Obama, sobre los riesgos de la moratoria de pagos (o default para ellos), la encrucijada otra vez a la que estamos sometidos como Nación, es inconcecible.
Es por eso que pongo a su disposición el discurso para que lo puedan re-enviar a quien consideren pertinente en virtud de poder crear conciencia colectiva sobre los problemas que aquejan indirecta y directamente a México sobre el tema en cuestión, puesto que la resolución de dicho tema (el default) puede acarrear una crisis de dimensiones inimaginables tomando en cuenta que la crisis de 2008-2009 tuvo un costo en los EEUU vía los rescates financieros (bailouts) de $4.6 trillones de USD y a nivel mundial de alrededor de $8.5 trillones de USD.
Lo grave de la situación actual de los EEUU es que su déficit actual ronda los $14.5 trillones de USD, más de lo que el mundo entero se gastó en el rescate financiero de 2008-2009, con $4.5 trillones de USD de deuda en manos extranjeras, quienes en cualquier momento pueden solicitar sus inversiones para llevarlas a otro lado, automáticamente cayendo en una insolvencia, puesto que las reservas físicas de la FED son de sólo $2.7 trillones de USD; no suma. Mayor información la pueden encontrar en U.S. Debt Clock con cifras muy completas.
Para complementar el archivo que pongo a su disposición, les recomiendo ver el documental "Inside Job", para poder comprender un poco más en la encrucijada en la que estamos metidos y qué fue parte de lo que la ocasionó.
Les dejo el video así como la transcripción del mensaje del Presidente Barack Obama:
Mensaje del
Presidente a la Nación
“East Room”
Buenas noches. Hoy quiero hablar
sobre el debate que hemos tenido en Washington acerca de la deuda nacional; un
debate que afecta directamente las vidas de todos los americanos.
En la última década, hemos
gastado más dinero del que recaudamos. En el año 2000, el gobierno tenía un
superávit presupuestal. Pero en vez de usarlo para pagar nuestra deuda, el dinero
se gastó en trillones de dólares de nuevas reducciones de impuestos, mientras
que 2 guerras y un carísimo programa de drogas con prescripción médica
simplemente fueron añadidos a la tarjeta de crédito de nuestra nación.
Como resultado, el déficit estaba
en camino a alcanzar $1 trillón de USD el año en el que tomé posesión. Para
empeorar la situación, la recesión económica significó que había menos dinero
entrando, y a su vez, requería que se gastara aún más – en recortes fiscales
para las familias de clase media para apoyar a la economía, en seguro de
desempleo, en ayuda a los estados para prevenir que más maestros, bomberos y
policías fueran despedidos. Estas acciones de emergencia también se añadieron a
nuestro déficit.
Ahora, toda familia sabe que poca
deuda en una tarjeta de crédito es manejable. Pero si continuamos por el mismo
camino, nuestra deuda creciente nos puede costar empleos y hacer serios daños a
la economía. Más de nuestros impuestos irían a pagar intereses sobre nuestros
préstamos. Será menos probable que los comercios puedan establecerse y
contratar empleados en un país que no puede balancear sus libros contables. Las
tasas de interés subirían para cualquiera que obtuviera un préstamo – la
persona con una hipoteca, el estudiante con un préstamo estudiantil, la tienda
de la esquina que se quiere expandir. Y no tendremos dinero suficiente para
efectuar inversiones que creasen empleos in temas como educación e
infraestructura, o pagar por programas vitales como Medicare y Medicaid.
Ya que ninguno de los dos
partidos es inocente por las decisiones que llevaron a este problema, ambos
partidos tienen la responsabilidad de resolverlo. Y a través de los últimos
meses, eso es lo que hemos estado tratando de hacer. No lo voy a aburrir con
los detalles de cada plan o propuesta, pero básicamente, el debate se ha
centrado sobre dos diferentes propuestas.
La primera propuesta dice, vamos
a vivir dentro de nuestras posibilidades efectuando serios e históricos recortes
en el gasto gubernamental. Recortemos el gasto doméstico al nivel más bajo que
ha estado desde que Dwight Eisenhower era Presidente. Recortemos el gasto de
defensa en el Pentágono en cientos de billones de dólares. Recortemos los
desechos y fraudes en programas de salud como Medicare – al mismo tiempo,
hagamos ajustes moderados para que Medicare siga allí para futuras
generaciones. Finalmente, vamos a pedir a los americanos más ricos y a las
corporaciones más grandes que renuncien a algunos de sus beneficios en el
código fiscal y deducciones especiales.
Esta propuesta balanceada pide a
todos a dar un poco sin requerir que alguien tenga que sacrificar demasiado.
Reduciría el déficit alrededor de $4 trillones de USD y nos pondría en un
camino para pagar nuestra deuda. Y los recortes no serían tan abruptos que
serían una carga en nuestra economía, ni nos prohibiría seguir ayudando a los
pequeños negocios y a las familias de clase media para poder levantarse y
recuperarse en este momento.
Esta propuesta también es
bipartidista. Mientras que muchos en mi partido no están contentos con los recortes
dolorosos que hace, están dispuestos a aceptarlos si la carga es distribuida
equitativamente. Mientras que los republicanos quieren recortes más profundos y
ninguna recaudación, hay muchos en el Senado que han dicho, “Sí, estoy
dispuesto a dejar la política a un lado y considerar esta propuesta porque me
importa resolver el problema.”. Y para darle crédito, ésta es el tipo de
propuesta que el Presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner
(Republicano), estaba trabajando conmigo durante las últimas semanas.
La única razón por la que esta
propuesta balanceada no está en camino a convertirse en ley ahora mismo es
porque un número significativo de Republicanos en el Congreso están insistiendo
en una propuesta diferente – una propuesta de sólo recortes – una propuesta que
no les pide a los americanos más ricos o a las grandes corporaciones que
contribuyan con algo. Y como no se le pide nada a aquellos con los ingresos más
altos, tal propuesta cerraría el déficit con recortes más severos a programas
que a todos nos importan – recortes que pondrían una carga aún mayor sobre las
familias trabajadoras.
Así que el debate ahora mismo no
se trata sobre si necesitamos efectuar decisiones difíciles. Demócratas y
Republicanos están de acuerdo en el monto de reducción de déficit que
necesitamos. El debate se centra en cómo lo debemos hacer. La mayoría de los
americanos, independientemente de su partido político, no entienden, ¿cómo le
podemos pedir a un adulto mayor que pague más por su Medicare antes que le
pidamos al dueño de un jet privado o a las compañías de petróleo que renuncien
a sus beneficios fiscales que otras compañías no reciben? ¿Cómo le podemos
pedir a un estudiante que pague más por sus estudios antes que le pidamos a los
dueños de los fondos de inversión que dejen de pagar impuestos a una tasa menor
que la de sus secretarias? ¿Cómo podemos recortar la inversión en educación y
energías renovables antes que pidamos a personas como yo, de renunciar a beneficios
fiscales que no necesitamos y que nunca pedimos?
Eso no está bien. No es justo.
Todos queremos un gobierno que viva dentro de sus posibilidades, pero aún así
hay cosas por las que tenemos que pagar como país – cosas como nuevas
vialidades y puentes; satélites de clima e inspección alimenticia; servicios a
los veteranos e investigación médica.
Tengan en mente que bajo un
esquema balanceado, el 98% de los americanos que ganan menos de $250,000 USD al
año, no tendrán ningún incremento en sus impuestos en lo absoluto. Ninguno. De
hecho, quiero extender el recorte al impuesto sobre la nómina a las familias
trabajadoras. A lo que nos estamos refiriendo dentro de un esquema balanceado
es pedir a los americanos cuyos ingresos son los que más se han incrementado
durante la última década – millonarios y billonarios – que compartan el
sacrificio que todo mundo tiene que hacer. Y yo creo que estos patriotas
americanos están dispuestos a entrarle. De hecho, durante las últimas décadas,
le han entrado cada vez que se pasó un acuerdo bipartidista para reducir el
déficit. La primera vez que un acuerdo se aprobó, un predecesor mío fundamentó
el caso de una propuesta balanceada diciendo esto:
“¿Usted preferiría reducir los déficits y las tasas de interés al incrementar la recaudación de aquellos que no están pagando lo que les corresponde, o preferirían aceptar mayores déficits presupuestales, mayores tasas de interés y mayor desempleo? Y yo creo que conozco su respuesta.”
Esas fueron palabras de Ronald Reagan. Hoy, muchos Republicanos en el Congreso se rehúsan a considerar este tipo de propuesta balanceada - una propuesta que no sólo fue perseguida por el Presidente Reagan, sino por el primer Presidente Bush, por el Presidente Clinton, por un servidor, y por muchos Demócratas y Republicanos en el Senado de los Estados Unidos. Así que estamos inmersos en un duelo.
Ahora, lo que hace a este duelo
tan peligroso es que ha sido concatenado a algo que conocemos como techo de
deuda – un término que la mayoría de las personas afuera de Washington
probablemente nunca hayan escuchado antes.
Para entender – elevar el techo
de deuda no permite al Congreso de gastar más dinero. Simplemente le da a
nuestro país la capacidad de pagar las facturas que el Congreso ya tiene
acumuladas. En el pasado, elevar el techo de deuda era rutinario. Desde los 50,
el Congreso siempre lo ha aprobado, y todo Presidente lo ha firmado. El
Presidente Reagan lo hizo 18 veces. George W. Bush lo hizo 7 veces. Y nosotros
lo tenemos que hacer antes del próximo martes, agosto 2, o entonces no podremos
pagar todas nuestras deudas.
Desafortunadamente, durante las
últimas semanas, los miembros Republicanos del Congreso han dicho esencialmente
que la única manera por la que votarían para prevenir la primera moratoria de
pagos de los Estados Unidos en su historia, es si el resto de nosotros
acordamos a su propuesta de recortes profundos al gasto presupuestal.
Si eso sucede, y nos declaramos
en moratoria, no solo no tendremos dinero para pagar nuestras deudas – deudas
que incluyen los cheques mensuales de Seguridad Social, beneficios a los
veteranos, y los contratos gubernamentales que hemos firmado con miles de
negocios.
Por primera vez en nuestra
historia, nuestra calificación de crédito AAA sería degradada, dejando a los
inversionistas alrededor del mundo con la duda si los Estados Unidos siguen
siendo una buena apuesta. Las tasas de interés se irían al cielo en tarjetas de
crédito, hipotecas o créditos automotrices, que se suma a un incremento enorme
en la tasa impositiva al pueblo americano. Nos arriesgaríamos a detonar una
crisis económica profunda – causada casi enteramente por Washington.
Así que declararnos en mora
dentro de este debate sobre nuestras obligaciones es inconsiderado e
irresponsable. Y los líderes Republicanos dicen que ellos están de acuerdo en
que debemos evitar la moratoria. Pero la nueva propuesta que el Congresista
Boehner reveló hoy, que temporalmente extendería el techo de deuda a cambio de
recortes presupuestales, nos obligaría a enfrentar el riesgo de moratoria sólo
dentro de 6 meses. En otras palabras, no resuelve el problema.
Primero que nada, una extensión
de 6 meses del techo de deuda no sería suficiente para evitar una degradación
en nuestra calificación crediticia ni evitar mayores tasas de interés que todos
los americanos tendrían que pagar como resultado. Sabemos lo que hay que hacer
para reducir nuestros déficits; no tiene caso poner la economía en riesgo
mientras aventamos el problema hacia delante.
Pero aún hay un peligro más
grande para esta propuesta. Basado en lo que hemos visto durante estas últimas
semanas, todos sabemos que esperar dentro de 6 meses. La Cámara de
Representantes se rehusaría otra vez a prevenir la moratoria a menos que el
resto de nosotros aceptemos su propuesta de sólo recortes. Una vez más, se
rehusarían a solicitarles a los americanos más ricos que renuncien a sus
beneficios fiscales o deducciones. Una vez más, demandarían recortes muy
fuertes a programas como Medicare. Y una vez más, la economía estaría cautiva a
menos que se salgan con la suya.
Esta no es la manera de dirigir
el mejor país del mundo. Es un juego peligroso que nunca antes hemos jugado, y
no podemos darnos el lujo de hacerlo ahora. No cuando los empleos y el nivel de
vida de las familiar están en juego. No podemos permitir que el pueblo
americano se convierta en daño colateral de la guerra política de Washington.
El Congreso tiene una semana para
actuar, y aún hay caminos adelante. El Senado introdujo un plan para evitar la
moratoria, que efectúa un pago por adelantado en reducción de déficit y asegura
que no tengamos que pasar por esto otra vez dentro de 6 meses.
Pienso yo que esa es una mejor
propuesta, a pesar de que una seria reducción de déficit aún así requeriría
enfrentar los difíciles problemas de una reforma fiscal. De cualquier manera,
les he dicho a los líderes de ambos partidos que tienen que llegar a un
compromiso justo en los próximos días que pueda ser aprobado en ambas Cámaras
del Congreso – y un compromiso que yo pueda firmar. Soy confidente de que
podemos llegar a este compromiso. A pesar de nuestras diferencias, los líderes
Republicanos y yo hemos llegado a acuerdos mutuos en el pasado. Y yo creo que
suficientes miembros de ambos partidos pondrán ultimadamente la política a un
lado y nos ayudarán a progresar.
Ahora, estoy consciente de que
muchos de los nuevos miembros del Congreso y yo no nos vemos la cara en muchas
cuestiones. Pero todos fuimos electos por algunos de los mismos americanos por
algunas de las mismas razones. Si, muchos quieren que el gobierno comience a
vivir dentro de sus posibilidades. Y muchos están hartos de un sistema en el
que la balanza parece cargada contra la clase media en beneficio de los más
acaudalados. ¿Pero sabe usted cuál es el mayor hartazgo del pueblo?
Están hartos de una ciudad donde
la palabra compromiso se ha convertido en una palabra vulgar. Ellos trabajan
todo el día, muchos sobreviviendo, solo para poner comida en la mesa. Y cuando
estos americanos llegan a su casa en la noche, cansados hasta los huesos, y
encienden las noticias, todo lo que ven es el mismo circo partidista de tres
pistas aquí en Washington. Ellos ven líderes que parece que no pueden llegar al
sentido común y hacer lo necesario para hacer la vida un poco mejor para el
americano promedio. Están ofendidos por ello. Y deberían estarlo.
El pueblo americano pudo haber
votado por un gobierno dividido, pero no votaron por un gobierno disfuncional.
Así que les pido a todos que hagan escuchar su voz. Si quieren una propuesta
balanceada para reducir el déficit, háganselo saber a su representante en el
Congreso. Si ustedes creen que podemos resolver este problema a través del
compromiso, envíen ese mensaje.
Después de todo, los Estados
Unidos siempre han sido un gran experimento en compromiso. Como una democracia
hecha de todas las razas y religiones, donde las creencias y puntos de vista
son bienvenidos; debemos de poner a prueba la historia y una vez más la
propuesta en el corazón de nuestra fundación: que de muchos, somos uno. Nos
hemos involucrado en debates pasionales y duros acerca de los temas del día,
desde esclavitud a la guerra, de libertades civiles a preguntas sobre justicia
económica, hemos tratado de vivir a través de las palabras que Jefferson alguna
vez escribió:
“Todo hombre no puede salirse con la suya en todas las cosas – sin esta disposición mutua, somos individuos desconectados, pero no una sociedad.”
La historia está repleta de
historias de aquellos que se mantuvieron firmes a ideologías rígidas y se rehusaron
a escuchar a aquellos que no estaban de acuerdo. Pero esos no son los
americanos que recordamos. Recordamos a los americanos que pusieron al país por
encima de ellos, y pusieron sus quejas personales a un lado en beneficio del
bien común. Recordamos a los americanos que mantuvieron unido a este país
durante sus momentos más difíciles; que pusieron a un lado el orgullo y el
partido para formar una unión más perfecta.
Esos son a los que recordamos.
Esas personas son las que necesitamos ser ahora mismo. El mundo entero está
viendo. Así que detengamos el momento para mostrar porque los Estados Unidos de
América es aún la mejor nación en la Tierra – no sólo porque aún podamos
mantener nuestra palabra y cumplir nuestras obligaciones, pero porque aún podemos
juntarnos como una nación.
Muchas gracias, que Dios los
bendiga y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América.
Presidente de los Estados Unidos
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CONCLUSIÓN: Dios nos agarre confesados
El mensaje original lo puedes encontrar en White House - Press Office para corroborar que lo arriba traducido en una copia fiel e íntegra y que no contiene puntos de vista personales del que escribe este blog.